por Daniel Prado
La soledad, en silencio,
escucha los secretos
más ocultos del alma.
El silencio en soledad
besa con calidez
los labios del espíritu.
El silencio y la soledad
entraron en mi casa,
una nostálgica sonrisa
brotó de mi boca,
y de esa unión: silencio-soledad-yo,
nació una gran amistad
sellada con pensamientos
de amor y paz eternos.
Publicado en Lilith Nº 3, primera época. Enero de 1979.
sábado, 18 de julio de 2009
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