por Jorge Eduardo Reboredo
Yo no soy un maestro de ciencias
ni un árbol con maderas resecas.
No soy el verso resorte
saltando como bola de goma en los asfaltos.
Soy la infelicidad de hoy
el asco, la lluvia,
la nieve radioactiva
y el sueño con una perfección humana
sin ficciones ilusorias de charlatanes.
¿Por qué, por qué soy esta miseria nauseabunda?
¿Por qué, por qué somos esta basura atroz, brutal?
Si todos los que aman un poema, una carta,
una flor, una calesita musical de juguete,
un niño sonriente,
¿por qué no atropellamos el corral de la gran alcancía
e inundamos salvajes como jíbaros sus esplendorosos templos
con perfume de podrida letrina…?
Tal vez suene malo todo esto
tal vez se sonrían muchos monos con dinero
pero mi carcajada retumba como un eco en sus oídos…
Publicado en la Revista Tridente Nº 1, segunda época, julio/agosto de 1971.
sábado, 4 de julio de 2009
Canción para los amigos del hombre
Etiquetas:
Jorge Eduardo Reboredo,
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