viernes, 24 de abril de 2009

ShAkEspeaRe

y los alienígenas

por Esteban Lozano

Voy a dar un ejemplo de esas insospechadas conexiones que pueden aparecer si uno detiene un momento la marcha y mira atrás. Vale decir: si las busca (y si las busca, las encuentra).
Primero debo mencionar que en 1964, a los 8 años de edad, me convertí, sin saberlo, en un personaje de Juan José Saer. Bueno… no exactamente un personaje: un extra, para decirlo con propiedad. Dino Minitti dirigió una película titulada El encuentro, que se basaba en el cuento de Saer El taximetrista; estaba protagonizada por Héctor Pellegrini y María Cristina Laurenz (pareja emblemática del nuevo cine argentino de la década de 1960: Minitti también la dirigió en Un lugar al sol, y Rodolfo Kuhn hizo lo propio en Pajarito Gómez). El mismo Juani (como lo llamaban los amigos) Saer hizo la adaptación, y su dactilógrafo fue un tal Esteban Lozano (mi padre), por entonces ayudante de producción y primo del productor de la película. Mi debut como extra en cine se produjo de la mano de mi madre y transitando la vereda -opuesta a la estación de micros- de una manzana que ya no existe: avenida Caseros al mil. Ahí estoy, rechoncho dentro de mi trajecito de la primera comunión, tratando de igualar el apurado paso de mi madre que da la impresión de querer salir de cuadro cuanto antes.
Por esa época yo estaba fascinado con una serie televisiva que en la Argentina se tituló Rumbo a lo desconocido (The Outer Limits en el original). Todos los que teníamos por lo menos 8 años en aquella época recordamos aún la ominosa -en el doblaje, al menos- Voz del Control diciendo en la presentación: "Su televisor no está descompuesto. No trate de ajustar la imagen: nosotros estamos controlando todo lo que usted vea y oiga", mientras en la pantalla se sucedían, todas juntas, las catástrofes que a un televisor de válvulas -como el Capehart de mi familia- podían ocurrirle: se desenganchaban el horizontal y el vertical, la imagen se hacía borrosa, etc., algo así como el equivalente catódico del pueblito protagonista de Añoralgias, la zamba de Les Luthiers. Y mi fascinación tenía que ver, especialmente, con uno de los episodios de aquella serie, titulado Estudio de factibilidad.

Nota completa en la edición impresa de Lilith Nº 4. Sólo en librerías o por pedido.

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