viernes, 24 de abril de 2009

Luis Pujals

o las puertitas del Sr. López

por Rubén Sacchi

EL CUENTO DEL LOBO
López soñó con el lobo. Soñó que el lobo feroz llegaba a su casa y soplaba para derribarla. Su morada era sólida y resistía; él, un albañil de oficio, conocía de construcciones fuertes y también de resistencia. López, dormido, entonces se relajó, sabía que esas paredes que él había levantado con pericia no cederían y que, a diferencia del cuento, no había chimenea alguna por donde la fiera se pudiera colar.
López despertó con una sonrisa aún en los labios. Entendía la parábola del sueño y que el salvaje animal debía ser encerrado. El lobo también lo sabía, el lobo se supo soñado por López y no sopló, se agazapó en las sombras y aguardó que el refugio se abriese en la inocencia de creerse seguro, en la equivocación de pensar que el lobo, aunque siempre asesino, estaba solo, viejo y sin fuerzas. López se calzó la gorra y abrió su puerta a la brisa matinal. Lo que vio fue la última imagen de la paz.

Nota completa en la edición impresa de Lilith Nº 12. En quioscos y librerías.

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