domingo, 3 de enero de 2010

Una carta para Jorge

por Rubén Sacchi

a J.E.R.

Compañero:
Acá me tiene escribiendo estas líneas,
como siempre,
a máquina.
Usted sabe como son
estas madrugadas de primavera:
frescas pero agradables y,
es increíble,
pero el viento
trae el nombre de los torturados:
Villa Devoto 1973.
También el de los muertos...
(callemos su nombre).
Hay algo, compañero,
que no llego a comprender:
Me quedó una bolsa verde
y un vaso de vino tinto.
Una raya al costado
y una onda obstinada en caer.
Una mirada perdida
y una sonrisa triste,
pero parte de la cara.
(el resto hay que olvidarlo).
Le quería hablar
de las cosas de acá.
Los pájaros cantan con muchas ganas
y parece que va a haber sol.
Todavía hay rocío en el pasto
y la sangre está caliente.
Pero hay cosas que no sé.
Las de allá, por ejemplo.
Dígame, compañero,
¿es fácil morirse
sabiendo que ya no hay más nada?
Y ¿qué seguridad tiene usted
de esta estúpida manera de comunicarnos?
Y, al menos,
¿tendré alguna esperanza
de que esta carta 1e llegue?
Es que estoy medio falto de fe ¿vio?
es que usted ya es polvo,
aire,
río...
no se...

Pero...
vamos al tema que nos ocupa.
Nuestro ejército
sigue intacto
y en armas.
No lo distraigo más ¡Hasta siempre!

Del libro inédito Poemas desde la trinchera (1985).

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