DEL FILM NOIR AL NOIR NORDIC
Pequeña crónica donde se narra
la senda que va del llamado Cine Negro al Noir Nordic.
por Eduardo Silveyra
INICIOS. El término Film Noir fue
acuñado por el crítico italiano de origen suizo Nino Frank, para denominar a
las películas policiales de bajo presupuesto, creadas en Hollywood en la década
del 40 del siglo pasado, aunque algunos ubican a El Halcón Maltés, basado en la novela de Raymond Chandler -también
guionista del mismo- como inaugurador del género, y que cuenta con la
participación de Humphrey Bogart, Mary Aston y Peter Lorre, con la dirección de
John Huston. Sin embargo, otros difieren con esta apreciación y le adjudican a M, el vampiro de Dusseldorf, rodado en
1931 por Fritz Lang, ser el inaugurador de la historia. El film tiene muchos de
los ingredientes del policial negro, como la iluminación sombría para acentuar
el drama de las acciones y la trama, desarrollada en un marco social, donde se
muestra a una colectividad conmovida por un caso de criminalidad patológica y
en la que se expone la tragedia interior de un obseso sexual. También está
implícita en el argumento una visión crítica de la sociedad alemana de la
época. Resulta irónico ver cómo los hampones y la policía tienen los mismos
objetivos, por lo que se ha señalado un atisbo del comportamiento criminal en
el estado alemán, tal como sucedió a partir de 1933. Huyendo del ascenso del
nazismo, Fritz Lang continuó su carrera en Hollywood, donde dirigió clásicos
del policial negro, como: Sólo se vive
una vez (1937), La mujer del cuadro
(1944), Perversidad (1945), Secreto tras la puerta (1947), Más allá de la duda (1955) y Mientras la ciudad duerme (1957). Una
filmografía que influenció no solo a directores norteamericanos, sino también a
franceses como Truffaut, que reverenciaron sus creaciones y el género.

ALEMANES. El expresionismo alemán surge como una movida cultural en el periodo
de entreguerras en Europa. Trasladado al cine, las ambientaciones eran
sombrías, con paisajes oscuros y climas sociales opresivos. Directores, como el
ya nombrado Fritz Lang, Otto Preminger, William Willer, Robert Siodmak,
pertenecieron a esa escuela, antes de migrar a los Estados Unidos, mientras
otros, como Michael Curtiz, Edward Dmytrik y Edgard Ulmer, si bien eran centroeuropeos,
fueron claros exponentes de la misma en sus países de origen. Sin esa
influencia creadora, y en un marco social signado por la salida de la depresión
de la década del 30, a causa de la caída de la bolsa de Wall Street y la
intervención en la Segunda Guerra Mundial, es posible que el Film Noir no hubiera ocurrido tal como
ocurrió, con personajes siempre en los límites entre el bien y el mal y puestos
en la disyuntiva del acto honesto o criminal. Hombres y mujeres lanzados a un
destino trágico, que por lo general termina en la muerte o en la cárcel, pero
que debe ser vivido hasta sus últimas consecuencias. El auge del cine negro se
da precisamente en el marco de esa contingencia bélica y, donde una vez
finalizada la contienda, se instalan en la sociedad norteamericana los
paradigmas del Self Made Men y el Sueño Americano, donde todo es válido
para lograr un ascenso social que permita acceder a la supuesta felicidad de la
clase media o a la pertenencia a los círculos de poder, ya sean políticos o
económicos.
MUJERES. El rol de la mujer tiene un estereotipo muy marcado, como el de la femme fatal, capaz de arrastrar a
cualquier incauto o cautivo de esa sexualidad sugerida, en gestos nunca tomados
en un primer plano frontal, sino en diagonal y en una luminosidad penumbrosa,
en la cual, un cigarrillo es puesto en los labios de la protagonista con toda
la carga de la simbolización fálica. No necesariamente las actrices del Film Noir se destacaban por su gran
belleza, tanto Bárbara Stanwyck, Ida Lupino y Lizabeth Scott –protagonistas de
obras clásicas- desplegaban su poder de seducción más allá de la atracción
física y el deseo corporal; gran parte de ese poder, en cierto punto, radicaba
en la frialdad y templanza, necesarias para ir más allá de los límites en busca
del fin trágico. En tiempos donde la industria cinematográfica observaba una
inexistente presencia femenina en la dirección el Film Noir, sin embargo, rompía de algún modo esa hegemonía, con la
hoy olvidada Ida Lupino, quien después de actuar en más de cincuenta películas
se convirtió, de manera azarosa, en la primera mujer directora en Hollywood. En
sus inicios, fueron las temáticas sociales y el abordaje de la cuestión
feminista lo que primó en sus obras, una de sus mejores piezas es Outrage o Ultraje (1950), donde la trama argumental, gira en torno a la
violación de la protagonista. Conocedora, como actriz, de la dirección de un
film, dirigió no más de siete películas policiales, pero hay dos que se
destacan como clásicos del género: Hicht
Hiker o El Autostopista y The Bigamist o El Bígamo, ambas rodadas en 1953. Ese tiempo de rodaje casi fabril,
dos o tres películas de un mismo director en un año, es también otra de las
características del cine negro. Se trataba de producciones de bajo presupuesto
y exhibidas antes que la película de mayor producción y con estrellas
estelares, o en las salas de barrios populares con entradas de menor precio. Este
hecho hizo que la prensa bautizara a la Ida Lupino actriz, como la Bette Davis
de los pobres y a la Ida Lupino directora, como la Don Siegel de la clase
trabajadora.
MÚSICA.
Con presupuestos escasos en los inicios, las bandas sonoras o no están presentes
o su presencia es escueta, sí hay una recurrencia a la música diegética, es
decir al sonido natural que surge de aquello que escuchan los protagonistas en
el mismo momento en el cual se desarrollan las acciones y generalmente proviene
de radios, aparatos de televisión, tocadiscos o rockolas. Este modo de
musicalización, permitió acercar al público oberturas o finales de obras de
Beethoven, Mozart y Wagner y el incluir las actuaciones en vivo de músicos de
jazz, trajo como resultado que muchos de los temas interpretados se
convirtieran en clásicos y en standars, tal como sucedió con The Blue Gardenia, de Bob Russell y
Lester Lee, interpretada por Nat King Cole en el film homónimo de Fritz Lang
(1953), algo que sucedió también con el tema Laura, de David Raskin, compuesto para el film del mismo nombre,
con dirección de Otto Preminger, en 1944. Cuando la popularidad y el consumo
del género aumentó en la posguerra los presupuestos crecieron, esto hizo que
las bandas sonoras estuvieran a cargo de grandes compositores y músicos como
Duke Ellington, Chico Hamilton, Elmer Bernstein, John Lewis y Henry Mancini.
Aunque nunca fueron abandonados los sonidos naturales, como el de la lluvia, el
viento y el oleaje, para dramatizar una escena.

NEO NOIR. El Film Noir, como tal, tuvo
su auge y un final que llegó a fines de la década del 50. Los cambios sociales
producidos una vez terminada la Segunda Guerra, marcaron otros requerimientos
tanto en los directores como en los espectadores, hablamos de tiempos signados
por la Guerra Fría y la entronización de las utopías. Sin embargo, con el
devenir del tiempo se materializó un resurgimiento, una reformulación y
aggionarmiento iniciado a partir de Fargo
(1986) de los hermanos Joel y Etan Cohen. En la extensa filmografía del binomio
fraterno, muchas de las tramas argumentales no solo rinden un inobjetable
tributo al género, como The Man Who
Wasn't There o El hombre que nunca
estuvo allí (2001), con el músico y actor Billy Bob Thornton y Frances Mc
Dormand como protagonistas de la historia filmada en blanco y negro, sino que
también van más allá de la criminalidad, al evidenciar sutilmente una crítica
ligada al ascenso social, en este caso, de la clase media pueblerina de los
Estados Unidos, con sus vidas grisáceas y anodinas vividas como parodias de
sueños individuales e imposibles, creados por el capitalismo. Pero no todo se
circunscribe a los Cohen, otra formulación se avino de la mano de las series
policiales nórdicas. Una comunidad integrada por países cuya historia
cinematográfica muestra una adherencia inequívoca a las puntuaciones del viejo
expresionismo alemán, por lo que esa recurrencia no es para nada extraña. Las
mejores series exponentes de este fenómeno -esto por supuesto será siempre
subjetivo- se encuentran en la miniserie danesa DNA o The Killings,
dirigida por Henrik Ruben Genz y Kasper Gaardsoe; también de Dinamarca, Forbrydelsen/The Crime, con una trama
argumental que gira en torno a la detective Sarah Lund, interpretada por Sofie
Grabol; Karppi/Deadwind –de una Finlandia
que no es la de Kaurismaki-, dirigida y creada por Rike Jokela y protagonizada
por Pihla Viitala. También de este país proviene Sorjonen/Bordertown, un drama criminal interpretado por el actor
Ville Virtanen en el rol del excéntrico detective Kari Sorjonen, quien suele
resolver los casos en encierros solitarios en el sótano de su casa donde, en
trance, experimenta visiones resolutorias. El Noir Nordic surgió a principio de los 90, con las novelas de la
escritora noruega Henning Mankell, sobre las aventuras policíacas del inspector
Kurt Wallander, que se convirtieron en un fenómeno de masas. En el Noir Nordic, al igual que en el Film Noir, encontramos diálogos escuetos
sin palabras innecesarias, paisajes desolados y penumbrosos, intimidades plenas
de claroscuros y personajes muy ajustados, lanzados a sus destinos ineludibles
y, cuando el humor aparece, al igual que en el noir, es corrosivo, irónico y sarcástico. La sexualidad tampoco
escapa a esa rigidez, no está presente como un arma de seducción porque los
intercambios sexuales, cuando se presentan, son vividos como una descarga
emocional entre quienes los viven y no suelen ir más allá de ningún otro
compromiso amoroso. En esa correspondencia, no puede soslayarse un hecho
cultural arraigado por la identidad de género, pues suele suceder ver, en
alguna trama, a policías de un mismo sexo entregarse a una aventura sexual con
su compañero o compañera, sin que vivan un acto discriminatorio o tengan que
ocultar la relación. Otra peculiaridad destacable del Noir Nordic, es la relativa a las problemáticas de integración de
los migrantes, en su mayoría provenientes de países árabes, africanos y
eslavos, con contingencias devenidas de la práctica de las mafias, dedicadas a
la trata y el tráfico de personas y la presencia fuerte del estado para
resolver los conflictos originados por esa situación. Por estas y otras
razones, se debe reverenciar al aire fresco del Noir Nordic el cual, como un fantasma, recorre la pantalla de
Neflix y otras plataformas virtuales, como cinefiliamalversablogspot.com.